Atrila, un muchacho alto, delgado, con camisa de
mangas largas a cuadros, era nuestro líder representante, siguiendo en rango le
seguía aquella chica de cabello rubio largo en la cual siempre llevaba una clineja
que le caía hacia delante de su hombro derecho.
Yo era por así decirlo el nuevo, aunque por
edad era el tercero en rango... Luego
venía otro nuevo integrante, Carlos, dos años menor que yo, y por último los
gemelos, un niño y una niña de aproximadamente unos 15 años de edad.
Nunca le llegué a preguntar la edad a Atrila o
a nuestra compañera de la clineja, pero suponiendo por el rango, el tal vez
tendría unos 28 años y ella unos 26.
Nuestro grupo gozaba de mucha jovialidad,
alegría y camaradería, a pesar de que nos dedicábamos a investigar sobre
sucesos paranormales y encuentros del tercer tipo con este mundo.