sábado, 18 de agosto de 2012

El Distrito de la Lobotomia: Integracion

He de levantarme, aun un poco aturdida… Miro a mí alrededor con mucho detalle y noto que después de todo, la casa en donde actualmente habito es pequeña pero acogedora. Un tono blanco adorna las paredes, las cortinas parece ser de una tela casi transparente cumplen la función de vestir las ventanas de aquella habitación.

Los rayos del sol lograban hacer algunas travesuras por una pequeña abertura que había entre la cortina y la ventana. Una brisa suave y fresca entra por la misma haciendo que me sienta como si estuviese o hubiese vivido allí por mucho tiempo.

Quedo sola en la habitación, mientras aquel joven escudriña entre platos y ollas desde la area de la cocina de la casa en donde me encontraba.

-Amor, ven a comer… -Grita desde abajo aquel muchacho desconocido-

Agito mi cabeza de un lado a otro, me paso las manos por el cabello, en eso voy al baño para cepillarme y lavarme la cara.

El pequeño viene nuevamente a mi habitación preguntando por algo que de verdad no presté atención, así que lo tome como algo insignificante para mí.

Bajo las escaleras, y visualizo al muchacho ya vestido para irse a trabajar; lo normal, camisa de vestir, corbata, saco, mientras que el pequeño con su uniforme de camisa blanca, pantalón azul marino y un chaleco del mismo color se sienta a mi lado.

El desayuno esta servido, huevos revueltos, pan tostado, jugo de naranja, mantequilla, jalea de fresa y queso… En seguida opto por hacerme un emparedado de solamente mantequilla, queso y jalea de fresa.


-Mmm es extraño, tú nunca haces esas combinaciones… Es decir, salado, dulce… - me habla aquel joven con una sonrisa en su cara mientras sostiene una rebanada de pan tostado.

-¿Mami, puedo comer lo mismo?- Me pregunta el niño.

Yo solo me limito a asentir con la cabeza, aunque la inquietud me invade, necesito saber el nombre de ambos, mi mente aun esta en proceso de reinicio y aquella voz celestial no menciono nombres en ningún momento.

Me levanto por un momento para dirigirme hacia el bolso del pequeño que se encontraba en el mesón de la cocina, saco un cuadernillo y en este tenia anotado en una etiqueta su nombre con letras que parecían realmente de un niño que esta aprendiendo a escribir. Sin sonar a  ser mala o malvada, lo que sucede es que las letras eran casi ilegibles, aunque por suerte mia, si pude distinguir el nombre.

- ¿Nathan? – Fue lo que pronunciaron mis cuerdas vocales.

- Dime mami… ¿Mami, que sucede? – Me miraba el niño con extrañeza.

De verdad me costaba acostumbrarme a este mundo y a los nombres de los demás, pero se que haría un esfuerzo en reintegrarme a esta nueva vida.

En ese instante gritaron desde afuera.

- ¡Vince, vamonos, llegaremos tarde¡ – Exclamo aquella voz del exterior

- Oh dios, es cierto… Nathan, ve a lavarte… Amor, vístete, llegaras tarde, no te preocupes, yo llevo a Nathan al colegio.

Se acerco a mi y me dio un beso en la boca, sonrió y salio con el pequeño hacia el pórtico. Yo aun en estado de congelación, no sabía que hacer y pensar. Digo, el solo se acerco a mí y me beso. Bueno, obviamente estamos casados y con un niño de tal vez unos 7 u 8 años. Creo yo que no es para menos.   

Subo, tomo un baño, me visto con ropa adecuada para ir a trabajar… Aunque en realidad Vince ya había sacado lo que me iba a colocar hoy para cumplir mis labores en donde sea que trabaje. Me imagino que lo habrá hecho debido a mi falta de concentración en esta mañana  

En un instante, alguien toca la corneta de un carro que se estacionaba en mi casa, me asomo a la ventana y logro visualizar a una chica delgada de cabello corto y rubio, se veía un poco mas joven que yo.

Sigue tocando la corneta cuando grita:

-Mary, apúrate, ya es tarde, recuerda como se pone Lance cuando llegamos tarde – Su voz y forma de hablar era muy fresca, como si nada le importara, como si viviese relajada todo el tiempo. Tanto así que me parecía como se si hubiera fumado algún estupefaciente o algo por el estilo.

- Ok, voy bajando! – Le grito desde la ventana

Salgo de la casa, me subo en su carro y en ese instante, esa mujer no paró de hablar, ahora mas bien parecía una especie de robot descontrolado y neurótico.

- Ayer fui a casa de Julia, y la verdad es que esta bastante gorda, aun no puedo creer que el embarazo la haya dejado así. Pobre de ella, su marido es un bueno para nada, aunque ella se lo busco por andar de fiesta en fiesta… bla bla bla bla

Solo hablaba de aquella, criticaba de la otra, descosía a su vecina, cocía a la otra, y así fue hasta que mi mente pudo aislarse de ella y concentrarme en la ciudad. Y es extraño, pero cierto, aquel lugar donde vivía Lucy es el mismo lugar donde ahora habita Mary, aunque nadie me es conocido por los momentos.

Llegamos hasta nuestra área de trabajo y he ahí cuando visualice aquel cartel hecho de letras en bronce, con un estilo muy fino, una fuente en todo el frente del edificio, y un rascacielos que a mi parecer tendría unos 60 pisos. Su imponente estructura moderna siempre me llamo la atención a la vez que me causaba temor en las noches cuando lo visualizaba desde la terraza de la antigua casa cuando aun era Lucy. Era como si el lugar me llamara de toda la vida pero nunca me veía o hallaba dentro de las instalaciones de aquella estructura de arte macabro, tecnológico y moderno.

Subo la mirada hasta ver la punta del edificio, y me quedo petrificada, pensando y tratando de descubrir ¿Que se trae esta empresa cuyas instalaciones y trabajadores nunca se cruzaron en el camino de Lucy?

Ahora miro hacia las puertas principales de aquel rascacielos imponente, y me pregunto: ¿En que demonios trabajo yo? ¿En que área de trabajo me desenvuelvo acá?

Y la pregunta más importante: ¿En que se basa la Empresa “Phoenix 21”?

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