Buenos días/tarde/noche, quiero que reciban
ante todo un cordial saludo de mi parte, y espero que se encuentren rozagantes
en salud, jovialidad y humor, en especial a las mujeres de Venezuela y de todo
el planeta tierra. ¿Qué por que este saludo en especial? Pues bueno, es que la
vivencia que les traigo hoy es sobre una experiencia que tuve hace un par de
años cuando venía de regreso de la universidad, en la cual me topé con una
señorita muy hermosa cuyo defecto era su forma de hablar, tal vez porque en ese
momento estaba muy molesta, pero eso no justifica la cantidad de improperios
espantosos que salían de su preciosa boca.
Prosigamos pues con un breve relato de lo
sucedido en ese día: