Atrila, un muchacho alto, delgado, con camisa de
mangas largas a cuadros, era nuestro líder representante, siguiendo en rango le
seguía aquella chica de cabello rubio largo en la cual siempre llevaba una clineja
que le caía hacia delante de su hombro derecho.
Yo era por así decirlo el nuevo, aunque por
edad era el tercero en rango... Luego
venía otro nuevo integrante, Carlos, dos años menor que yo, y por último los
gemelos, un niño y una niña de aproximadamente unos 15 años de edad.
Nunca le llegué a preguntar la edad a Atrila o
a nuestra compañera de la clineja, pero suponiendo por el rango, el tal vez
tendría unos 28 años y ella unos 26.
Nuestro grupo gozaba de mucha jovialidad,
alegría y camaradería, a pesar de que nos dedicábamos a investigar sobre
sucesos paranormales y encuentros del tercer tipo con este mundo.
Ya llevábamos meses desde que comenzamos con la
búsqueda de los 3 objetos mágicos que nos llevaría a la invocación de unos demonios
que estaban perturbando la comunidad donde vivíamos. Entre posesiones, personas
que sufrían combustión espontanea y miedo; sobretodo mucho temor entre las
personas que habitaban ese lugar, decidimos tomar esta nueva aventura, este
nuevo reto que nos llevaría a la convocación de esos entes demoniacos que
causaban estragos en este poblado.
Poco a poco fuimos recolectando los objetos
para convocar a estos entes satánicos, y el primero en venir a nosotros fueron
unos dados transparentes de color rojo
intenso, cuyos números estaban marcados en blanco. Siguiendo con nuestra
aventura nos encontramos con un anillo, un artefacto llamativo y misterioso que
consistía en dos piedras preciosas, una esmeralda y la otra podría decirse que
era un granate espesartina (Una variedad de color naranja), el aro que sujetaba
ambas gemas era de oro y plata. Mi impresión para ese objeto hermoso era
incluso el de la tentación y en cierto modo generaba tensión en el grupo.
Por último pero no menos importante,
localizamos después de mucho tiempo de búsqueda, esfuerzo y dedicación, una máscara,
o más bien antifaz de color naranja y verde, con espinas que sobresalían a los
lados de este. Estas puntas en realidad lucían como los huesos de los dedos que
de alguna vez pertenecieron a una persona, que de algún modo se ofreció como
sacrificio o porque simplemente fue derrotado en una batalla.
Una vez teniendo estos objetos en nuestro
poder, nos reunimos en la casa de alguien quien no puedo recordar en este
momento, solo sé que era una vivienda con un jardín delantero pequeño, cuyas
rejas y portones azules no permitían que las personas viesen hacia adentro o
viceversa. De un lado de ese pórtico existía una jaula, en la cual parecía
totalmente diseñada para tener atrapado tanto personas como demonios, mi
instinto lo presentía, y el enrejado de aquella “Cárcel” no se veía como algo fácil
de violentar.
Atrila y los demás decidimos colocar todos
nuestros objetos a la visión de las demás personas que se encontraban en la reunión,
porque ya no solo éramos el simple grupo 6.No. Ahora somos como aproximadamente
15 personas, en la cual se destacaban 4 monjes quienes descubrieron sus caras
una vez que nos saludaron. Vestían con sotanas blancas con algunas partes en marrón,
sobretodo en el área del cuello y la cintura. Lucían bastante demacrados,
delgados y con barbas crecidas, caminaban y hablaban con suma paciencia al
tratar de reubicar a los demás mientras iban llegando.
Una vez colocado los objetos en una mesa de
vidrio frente a todos, tres demonios se presentaron, pero justamente en el
lugar donde aparecieron, fue detrás las rejas de aquel espacio confinado
parecido a una cárcel. Todo parecía tan preparado, es decir, pareciese que esa jaula
estuviese preparada para recibir a nuestros visitantes provenientes desde lo más
recóndito del mismo infierno.
Los tres entes demoniacos lucían molestos y
ofendidos, no podían caer en que los fuésemos a atrapar tan fácilmente, aunque
ellos no intentaban hacer nada, solo decidieron sentarse en una banca que se
encontraba dentro de aquella jaula. La piel de sus caras tenía el aspecto como
cuando alguien tiene quemaduras críticas de tercer grado; costras y llagas
purulentas del color vivo de la sangre, en las cuencas de sus ojos no existía
nada, todo era oscuridad, maldad, pecado, sus manos se encontraban igualmente
chamuscadas por el fuego de donde provinieron. Por último, su vestuario era
simplemente largas sotanas de colores verdes y naranjas, al parecer un color
que tenía mucho que ver con los objetos que ya habíamos encontrado
anteriormente.
- Ellos no hacen nada porque saben que a las 3
PM, aquella jaula perderá el conjuro mágico que los impide salir de allí,
usando cualquier magia – Nos aclaró Atrila en ese momento.
Eran las 12 del mediodía y estábamos decidiendo
quien usaría los dados y el anillo para enfrentarnos a nuestros nuevos
visitantes. Atrila decidió elegir usar la máscara, porque según, posee una
cantidad mágica muy grande, que solo él podría soportar. -¿Por qué Atrila?- Me preguntaba mentalmente, y eso era lo que
siempre me inquietaba o me llegaba la idea de que nuestro líder tendría ciertos
poderes que nosotros aun no habíamos visto.
Acordamos en que la chica de la clineja
llevaría los dados, mientras que Atrila confió en mí para llevar el anillo. Ya
eran poco más de la 1 PM y se sentía tensión en el ambiente, los demonios aun
se encontraban pacientemente sentados, y esperando su momento para dar el
posible golpe final sobre nosotros. Volteo levemente y logro notar que tienen
una sonrisa descarada sobre sus caras, como si ya saborearan la victoria de
esta batalla.
- No los mires, ellos buscaran la manera de
exasperarte – Me regaña Atrila en voz baja.
Me vuelvo nuevamente y retomo mi conversación
con uno de los monjes. Aproximadamente a la 1:45 PM alguien pasa por la calle y
uno de los que se encontraban en el pórtico va hasta afuera por una pequeña
abertura del porton que no se había cerrado correctamente, era como si aquel
señor conociese a esa persona que acababa de pasar. Todos voltean, abren
ligeramente aquel portón azul y salen a saludar a un grupo de personas que
estaban en la calle, salgo y puedo ver que todos están distraídos hablando con alguien,
dejando sin vigilancia alguna a los demonios.
- Hey, pero ¿Qué hacen? ¿No ven que hemos
dejado a los demonios solos? ¿No se acuerdan lo que sucedió la vez anterior? –
Grito mientras todos se me quedan mirando – Regresen adentro nuevamente, ya
casi es la hora.
Todos se devuelven al punto de reunión, pero
dejando el portón azul un poco abierto, para que entre un poco de brisa, debido
a que la temperatura en el sitio iba en crecimiento.
Algo iba mal, Atrila, nuestro líder no había
regresado aun, parece ser que se quedó hablando con alguien fuera del pórtico.
Trago seco, al mismo tiempo que siento un nudo en la garganta, el desespero
corre por mi cuerpo, cuando se me acercaba la idea de rendirme a todo, volteo
nuevamente y observo que los demonios siguen riendo. Salgo nuevamente y empiezo
a gritar.
- ¡¡¡¡¡¡¡ATRILAAAAAAAAA!!!!!!!!
Una lagrima corre por mi mejilla, porque sabía
que si él no aparecía, todos en este mundo moriríamos. En ese instante, por un
agujero de un techo sobresaliente de la casa donde nos encontrábamos apareció
un búho, batiendo sus alas mientras que unos sonidos ensordecedores parecidos
al de truenos provenían de las extremidades de aquella ave.
- ¡¡¡¡¡¡¡ATRILAAAAAAAAA!!!!!!!! – Grito nuevamente,
mientras otro búho aparece, batiendo sus alas ensordecedoras.
Cuando ya lo veía todo perdido, volteo a mi
izquierda y a lo lejos veo a un muchacho hablando con alguien, aunque esa otra
persona no se podría divisar debido a que un árbol tapaba su figura.
- ¡Oye! ¡¿Atrila está contigo?! – Pregunto con
un tono de voz fuerte para que me escuche claramente.
Esa persona contesta afirmativamente y me
señala, Atrila se asoma y ahora se dirige hacia mí con paso apresurado.
Una vez que Atrila llega al pórtico, estábamos concentrados
y esperando pacientemente las 3 de la tarde, cuando Carlos me hala de un brazo.
- Yo quiero el anillo
- Carlos, acuérdate que Atrila me lo designó a
mi – Contesto desesperadamente.
- ¡Yo quiero el maldito anillo! – Halando el
objeto y luego colocándoselo en su dedo anular.
- Jorge, toma los dados, tú sabrás muy bien cómo
usarlos – Me dice la chica de la clineja, mientras me entrega aquel objeto cuyo
poder me era incluso más confuso que el de la máscara.
2:30 PM y los demonios habían fallado
nuevamente en sabotear nuestro rito. Acercándonos a la hora clave, una persona
nuevamente pasó por la casa y saludó a los demás por la abertura que había
quedado al no cerrar el portón azul correctamente, los que se hallaban en aquel
lugar, voltearon y sintieron la necesidad de salir nuevamente.
- Hagan caso omiso a quien se aparezca a
saludar, los demonios quieren sabotear el ritual por medio de distracciones y
generando caos en nuestro grupo – Comenta Atrila mientras se coloca el antifaz
con los dedos esqueléticos sobresalientes a los lados.
Volteo y logro como los demonios ríen, porque
saben que generaron caos al distraer tanto al grupo como a Atrila, y luego
generando tensión entre Carlos y yo.
2:55 PM y mis dados empiezan a brillar, el
momento se acerca, mi corazón late apresuradamente, Atrila se dirige a la jaula
mientras los dedos esqueléticos de su máscara ahora se mueven y apuntan hacia
adelante.
- Prepárense – Comenta Atrila.
Los demonios ya se han puesto de pié y en ese
instante un brillo segador inunda aquel pórtico.
« ¡BEEEP!
¡BEEEP! ¡BEEEP!»
Despierto, miro a mi alrededor, agarro mi teléfono
celular y veo que son las 6:05 am, me siento en el borde de la cama hasta que
caigo en sí y me doy cuenta que todo lo que sucedió anteriormente fue parte de
una extraña pesadilla.
PD: Hace como un año de este sueño tan bizarro,
y aun lo recuerdo como si hubiese sido ayer.
Una cosa que me parece extraña, es que mientras
soñaba, ya tenía la sensación de que había vivido ese encuentro en el pasado,
sobretodo en la parte que todos salieron hacia la calle a hablar con personas
que para ellos eran sus conocidos, además de que me daba la impresión en que
anteriormente habíamos perdido esa batalla a causa de una simple distracción.
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