miércoles, 12 de junio de 2013

Vivencias de Camionetica: Amor Diabético

Ante todo tengan unas muy buenas tardes/noches/días, les escribe en este instante Jorge Daniel Rivas (administrador y dueño de La Madriguera Del Conejo) y debido al uso indiscriminado del transporte público (como buen pela bolas que soy), me he visto en la necesidad de crear un pequeño espacio en este blog, para publicar aquellas vivencias y conversaciones que uno escucha con descuido o accidentalmente dentro de un autobús.

A continuación y sin mas preámbulos leerán un dialogo de una pareja de enamorados que venían sentados en el asiento que se encontraban detrás de mi, observen, lean y analicen como el amor hace que la mente de las personas maquine una serie de oraciones o palabras difíciles de pronunciar, como si de una novela de William Shakespeare se tratase:

-Ella: Papi, ¿Tu me quieres?

-El: Si mi amor mucho.

-Ella: ¿Cuanto es mucho?

-El: Mucho, muchote mi amol (Lo escribo tal cual como lo pronunciaba el individuo enamorado)

-Ella: ¿Cuanto es mucho - muchote bebe?

-El: Mucho, muchote, muchooooote

-Ella: ¿Cuanto es mucho, muchote, muchooooote?

-El: Verga, deja la ladilla y pide la parada - Seguido a esto la hermosa pareja enamorada proceden a bajar de la unidad de transporte público.


FIN


domingo, 9 de junio de 2013

Fracturas del Alma

Hola, soy Jim, pero si viene al cabo, mi nombre es lo que menos importa, y de una les adelanto que esta historia no será sobre personas con trastornos mentales, sádicos voyeristas, mujeres con crisis de identidad, sociópatas, ni mucho menos hablaré de un grupo de imbéciles el cual busca tres objetos para enfrentarse a un par de demonios ridículos. No. Solo soy alguien más, con problemas comunes y corrientes de una persona normal. Bueno, eso creo.

Hoy escribo estas palabras para desahogarme, para alejarme del mundo un rato, para expresar mis ganas hacia lo que siento en este momento, sobre mi alma quien se encuentra perturbada en estos últimos días.

Últimamente no he sido capaz de pronunciar una palabra, ni siquiera de hacer nada, solo soy alguien que se deja llevar por el momento, como si mi mente se encontrara en modo automático solo para satisfacer algunos de mis instintos, sea comer, dormir, hacer mis necesidades fisiológicas y asearme a diario.

Me he visto a mi mismo en el espejo, y más allá de lo que soy físicamente, se refleja alguien solitario, cansado de lo mismo y gastado a pesar de tener 27 años. Mi alma grita, siente odio, resentimiento, envidia, desgano, sufrimiento, dolor y frustración, aunque puedo decir que una cuarta parte está feliz, pero es solo una pequeña porción. A veces mientras camino por la calle, escucho el llanto que viene dentro de mí, al mismo tiempo en que mi cara se dibuja una sonrisa de satisfacción, sin embargo sé que me engaño a mí mismo.